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La iluminación de emergencia es clave cuando se trata de generar una evacuación segura de un recinto, ya que garantiza condiciones mínimas de visibilidad y de identificación de las vías de salida. Cuando existe la necesidad imperante de evacuación y las personas no disponen de ningún tipo de iluminación, aumentan el pánico y la desesperación por salir lo más rápido posible, lo que resulta desfavorable para una evacuación ordenada y con mínimo riesgo de lesiones.

Independientemente de realizar un adecuado proyecto de iluminación de emergencia, que garantice los flujos lumínicos y posicionamiento correcto de los diversos artefactos, es fundamental que las luminarias de emergencia se activen en los intervalos de tiempo indicados por las normas que regulan las instalaciones de seguridad (0,2 - 0,5 segundos). A su vez es indispensable que a lo largo de su vida útil proporcionen la autonomía mínima (1-3 horas), así como los flujos lumínicos exigibles que varían en cada país. El mantenimiento adecuado y periódico hace posible que se cumplan estos fundamentos principales.

Cabe recordar que quien gestiona edificios abiertos al público es responsable de la seguridad de sus ocupantes y está sujeto a responsabilidad jurídica respecto a una correcta la instalación de emergencia. Por lo tanto, es importante utilizar la iluminación de emergencia que cumplan con los estándares de calidad y normativas vigentes.