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Consideraciones para seleccionar un buen sistema de iluminación LED
Para comenzar, la Temperatura de Color Correlacionada o CCT es un indicador de qué tan cálida o fría será la luz emitida y se mide en grados Kelvin (K). Una fuente de luz fría no es recomendable en espacios de reposo ya que genera un estado de alerta o concentración (útiles en espacios laborales). Sin embargo una temperatura cálida brinda un ambiente de tranquilidad y sensación de calidez.
Entonces si se desea un ambiente con luz cálida el rango va de 1000-3000K, mientras que de luz fría estará por arriba de los 4000K. O bien si quiere asegurarse puede consultar a un especialista para detallar el propósito y el espacio de instalación para que pueda tomar la mejor opción.
Asimismo, uno de los beneficios del LED es su larga vida útil, que es la cantidad de horas funcionales que ofrece el producto. Anteriormente, con las fuentes de iluminación tradicionales, bastaba con saber la cantidad de Watts para elegir el más apropiado, con la llegada del LED es más pertinente el uso del término rendimiento luminoso o light output siendo su unidad de medida lumen por watt (lm/w). Esto nos indica cuánta luz genera la lámpara por cada watt gastado, así que mientras mayor sea el rendimiento luminoso, mejor será su aprovechamiento.
Otro elemento que debemos revisar es el IRC o Indice de Reproducción Cromática, el cual es el nivel que posee una lámpara para mostrar fielmente los colores de los objetos bajo la luz y no se vean opacos o diferentes a su color original. Si usted tiene un negocio donde los colores influyen en la compra de sus productos, es recomendable que el IRC sea superior al 80 para no verse en la necesidad de aceptar devoluciones innecesarias por que la blusa era azul y no negra. Así que mientras más cerca esté de un valor 100 implica un mayor calidad en la visibilidad de su mercancía.
En el caso de oficinas o negocios, donde se requiere una iluminación más específica, con frecuencia se contaba con una instalación de tubos fluorescentes, el error más común es omitir el tipo de ángulo que poseen los tubos LED. A comparación de la lámpara fluorescente de 360º, que implica una iluminación más amplia, los tubos LED tienen un ángulo más direccional con un máximo de 120º y un flujo concentrado al centro. Lo que puede generar que la parte superior de las paredes queden en penumbra. La mejor manera de evitarlo es revisar la óptica y la información fotométrica o contar con una muestra de la luminaria y verificar su distribución.
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En caso de contar con equipos de atenuación, verificar que la luminaria LED sea compatible ya que no siempre funcionan correctamente con dimmers diseñados para incandescentes y en niveles bajos pueden generar el molesto efecto flicker.
Otra situación recurrente es dejarse llevar por el bajo costo sin verificar qué tipo de garantías ofrece la marca. También es importante conocer si sus fabricantes pertenecen a una asociación vinculada a la industria, ya que implica que sus productos han sido probados con altos estándares. Hay que estar bien informados al respecto para que a largo plazo no ser contraproducente.
El problema de deslumbramiento es otra cuestión a considerar para espacios laborales. La clasificación UGR o índice de deslumbramiento unificado, ayuda a determinar qué tan probable es que una luminaria cause incomodidad a quienes la rodean debido a su brillo. Se valora entre 5 (bajo resplandor) a 40.
En efecto la iluminación LED trae consigo una serie de beneficios tanto por la calidad y eficiencia del sistema de iluminación, así como un ahorro sustancial en los gastos de electricidad y del cuidado del medio ambiente. Si deseamos aprovecharlos correctamente, es preferible considerar estas recomendaciones.